Trump, aranceles y mercado: ¿farol o estrategia a largo plazo?

Los nuevos aranceles anunciados por Donald Trump están generando dos grandes líneas de interpretación entre los analistas.

Opción 1: Trump está faroleando para negociar

La primera interpretación es que Trump sabe perfectamente que imponer tarifas generalizadas no es bueno ni siquiera para Estados Unidos, pero lo está utilizando como herramienta de presión para negociar mejores condiciones con sus socios comerciales.

Es decir, un farol: una medida agresiva para forzar acuerdos y luego rebajar los aranceles a cambio de concesiones.

En este escenario, su discurso de “todo debe fabricarse en EE. UU. para crear empleo” suena más a eslogan de campaña que a plan realista. Porque la industria no se relocaliza de la noche a la mañana, y desde luego no antes de las elecciones.

Pongamos algunos ejemplos:

  • ¿Van coser zapatillas en EE. UU. en vez de traerlas de Asia? Si lo hacen, prepárense para pagar 1.500 $ por un par.
  • ¿Van a producir aguacates localmente en vez de traerlos de países con climas tropicales? Lo dudo: no tienen clima ni terrenos adecuados para ello.
 

Y si realmente quisiera proteger sectores estratégicos, como semiconductores o acero, podría aplicar medidas específicas. Pero no: ha impuesto aranceles a todos los países y a todos los sectores, lo que refuerza la idea de que esto es teatro negociador.

Además, no puede permitirse una recesión justo antes de las elecciones. Subir precios generalizadamente (lo que provocan los aranceles) puede llevar a una caída de consumo, actividad y empleo. Y ningún presidente quiere eso.

Por eso, esta teoría dice que todo acabará en nada o casi nada. De hecho, Trump ya ha dicho que está dispuesto a retirar las tarifas si recibe “una buena oferta”.

Opción 2: Trump es proteccionista de verdad

La segunda lectura es que Trump cree realmente en el proteccionismo y está dispuesto a asumir el coste político y económico a corto plazo a cambio de beneficios a largo plazo.

¿Qué busca?

  • Reindustrializar EE. UU.
  • Reducir la dependencia exterior
  • Corregir el déficit comercial crónico
 

Y acepta que eso implique inflación y menor crecimiento temporal. ¿Por qué?

Porque:

  • La inflación reduce el valor real de la deuda. Devolver dólares que valen menos le conviene a un país tan endeudado.
  • Una recesión o su amenaza podrían forzar a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés, algo que Trump lleva reclamando meses.
 

Además, en 2025 vence un tercio de la deuda pública americana. Si consigue que los tipos bajen antes de esa refinanciación masiva, el ahorro en intereses sería enorme.

El problema es que ese escenario nos lleva a una posibilidad muy incómoda: estanflación (inflación con bajo crecimiento).

Un escenario del que es muy difícil salir. Cuesta creer que un presidente pueda desearlo… pero no lo podemos descartar.

¿Y el mercado? ¿Qué hacer como inversores?

Venimos de una caída significativa.
Y el escenario sigue abierto:

🟢 Si la primera hipótesis es la correcta (el farol):

  • El mercado ya ha descontado gran parte del miedo.
  • Cualquier paso atrás en los aranceles puede ser una noticia positiva explosiva.
  • Y podríamos estar muy cerca del suelo.
 

🔴 Si es la segunda (guerra comercial real y larga):

  • Los socios comerciales pueden tomar represalias: aranceles inversos, dejar de comprar deuda americana, bloquear servicios.
  • El conflicto se intensificaría, provocando recesión global.
  • Y los mercados tendrían margen para seguir cayendo.
 

De hecho, Canadá y China ya han respondido con subidas arancelarias, y la tensión con Europa no augura una solución rápida.

Si el mundo entra en una lógica de «cada uno produce lo suyo», nos vamos a un modelo caro, ineficiente y recesivo.
No es una guerra militar. Pero es una guerra comercial.

¿Qué hacemos como inversores?

No sabemos dónde está el suelo.
Quizá esté más abajo, pero los niveles actuales (-20%) son históricamente atractivos para empezar a posicionarse a largo plazo.

Una idea:

  • Entrar de forma escalonada, en varios niveles.
  • Dividir el capital disponible en bloques.
  • No adivinar el mínimo, pero sí aprovechar precios con descuento.

 

¿Por qué lo digo?

1. El sentimiento de mercado está en niveles extremos.
La encuesta de la AAII muestra un 61,9% de inversores bajistas.
No se veían datos así desde marzo de 2009 u octubre de 1990.
¿Qué hizo la bolsa después de esas fechas? Subir y mucho.

2. El VIX cerró el viernes en 45, un nivel muy alto.

Históricamente, cuando el VIX está tan elevado, los rendimientos posteriores son superiores a la media.

La siguiente gráfica muestra los rendimientos que se producen en el SP500 en función del cierre de VIX semanal.

 

Cuando el VIX cierra a niveles superiores a 46, los rendimientos posteriores son siempre positivos en todos los plazos.

3. Las caídas actuales (entre un 10% y un 20%) nos sitúan en una zona que, históricamente, ha ofrecido una rentabilidad del +13% a 1 año y +43% a 3 años en el S&P 500.

Lo anterior nos hace pensar que incluso si la caída continúa, los niveles actuales son razonables para empezar a posicionarse, siempre con cabeza, diversificación y visión a largo plazo.